Mi estancia en Galicia transcurrió muy en paz con sus habitantes y con la tierra.



Pedrafita do Cebreiro me recibió, en Marzo de 1976, con una nevada de las de efeméride. Fue mi primer contacto con la montaña de Galicia. Tardé algunos días en ver bajo la blanca cobertera el verdor de aquel país singular.

El verano siguiente fue el más seco y caluroso que recordaban los mayores con memoria larga. Se me rompieron los esquemas (tópicos) que llevaba metidos en mi cabeza sobre aquella tierra.

Había sido desterrado por mi empresa, por haber aireado la posibilidad de que las aguas subterráneas de las que se abastecía la ciudad de Burgos, fuesen contaminadas desde el Páramo de Masa por unos vertidos industriales concretos.

Depuraciones de la época. 

Carretera N-VI. Tramo Pedrafita - As Nogais. Mi territorio de trabajo desde 1976 hasta 1979.

Mi estancia en Galicia, transcurrida muy en paz con sus habitantes y con la tierra, duró diez años. Finalmente, fueron las nieblas persistentes de Lugo, las que me hicieron añorar de nuevo el sol y el viento locos de Castilla.

Durante el primer año, tardé en darme cuenta de las posibilidades kársticas que ofrecían las montañas del interior. En Galicia, las cuevas no manifiestan su presencia por el afloramiento de grandes estratos de caliza desnudos, tal y como Burgos me tenía acostumbrado, sino que el previo conocimiento de la existencia de una cueva, por parte de algún conocedor del campo, puede dar lugar a descubrir un estrato calizo oculto bajo la cobertera verde y parda de algún prado. Así, mediante las mismas indagaciones que realizan los promotores de canteras, fui conociendo algunas pequeñas cavidades de la zona de Pedrafita. Luego visité el Museo Arqueológico de Lugo, que me abrió nuevas zonas y más tarde, por fin, descubrí O Cintolo.

Fue estando ya bastante avanzado mi período de exilio forzado, sin que mi exigua actividad espeleológica hubiese rendido ningún fruto, cuando se me presentó en casa Miguel Rioseras, compañero y amigo del Grupo Espeleológico Edelweiss, que se encontraba en A Coruña estudiando en la Universidad Laboral. Como en otras ocasiones, la actitud inquieta de Miguel acabó por contagiarme y me puso en movimiento. Por él tomé contacto con dos elementos del Centre Excursionista de Terrassa, Josep Germain y Miquel Noguera, a quienes la “mili” había también desterrado. De esta forma y con esta compañía me encontré metido en O Cintolo.

La Cova do Rei Cintolo, emplazada cerca de las aldeas de Samordás y Supena, en el municipio de Mondoñedo, al norte pre-litoral de la provincia lucense, es una notable excepción a cuanto he dicho acerca de la natural ocultación de las cavidades gallegas y también sobre su tamaño. Su boca se abre al pie de un cantil calizo de notable potencia, que puede contemplarse desde la otra vertiente del valle, mientras nos acercamos por carretera a Mondoñedo.

Los de Terrassa realizaron un trabajo de estudio general de la cueva principal y la exploración y topografía de diversas cavidades del conjunto, que publicaron en el boletín del CET (#). Mientras, Rioseras había organizado un grupo de espeleología en la Universidad Laboral de A Coruña, que acometió de forma técnica y sistemática la topografía completa de la Cova do Rei Cintolo, mediante el método innovador del cálculo numérico de las coordenadas de los puntos de las poligonales principales, frente al método clásico del dibujo de estas sobre papel milimetrado. Al tratarse de una cavidad de desarrollo laberíntico, las poligonales del interior de O Cintolo ganaban, por este sistema, una gran precisión.

Mi falta de soltería, condición de la que gozaban mis compañeros, limitó mi dedicación a solo algunas colaboraciones esporádicas en los trabajos que ellos emprendieron. La casi única labor completa que desarrollé fue un proyecto de “Situación topográfica de las bocas de las cavidades: Cova do Rei Cintolo, Cova dos Santos, …….”. Tampoco fue notoria mi aportación durante los años 1982 a 1985, a la actividad de campo y burocrática que desarrollaba la Federación Galega de Espeleoloxía, dirigida en todo aquel tiempo por Manuel Díaz Prieto, y a la que me sumé, pese a mi prevención y a la de mi grupo de procedencia sobre este tipo de asociaciones, convencido de que la Gallega era una federación con algunas diferencias respecto a la Española, y de que, en este territorio, involucrarse en ella era la única posibilidad existente de intentar organizar la vinculación de sus espeleólogos.

            Miguel Rioseras trabajó durante tres años, desde 1975, junto con los del grupo que había puesto en marcha, en el conocimiento de la cavidad principal, y el resultado fue la publicación de dos memorias complementarias (1977 / 78 y 1978 / 79) y el levantamiento de un plano general a escala 1/500 de toda la Cova do Rei Cintolo y distintos planos parciales por sectores a escalas 1/200, 1/250 y 1/500 que se intercalan entre las descripciones de cada zona.

            Antes, y como referencias precedentes, hay que recordar las primeras exploraciones realizadas desde 1954 por el Club de Montañeros Celtas de Vigo, cuyas crónicas han visto la luz en la revista Furada de la F.G.E. (1987 y siguientes). También se había publicado, en septiembre de 1976, por parte del G.E.S. Ártabros, de A Coruña, un “Estudio sobre el seudokarst de Mondoñedo (Lugo)”, aportado al IV Congreso Nacional de Espeleología, y cuyo mismo título da idea de la indebida timidez con que se valoraba este conjunto de cuevas netamente kársticas desarrolladas en un paquete de calizas cámbricas asentadas sobre un nivel de base de pizarras. El plano de la Cova que se incluyó en este trabajo, da una perfecta idea de la escasa extensión de la topografía realizada hasta aquel momento, previo a la intervención de Miguel Rioseras y de su equipo.

Después de esa fecha, no he encontrado constancia de que se hayan realizado nuevos levantamientos topográficos, puesto que quienes han aportado a sus trabajos algún plano de la cueva, han hecho, por lo general, uso de la topografía de 1978, citando su procedencia en el mejor de los casos, u olvidando este protocolo mínimo las más de las veces.

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